"La educación es un acto de amor, por tanto un acto de valor" - Paulo Freire

sábado, 10 de octubre de 2015

LAS TRES REJAS

Hace mucho tiempo escuche una historia titulada "Las tres reglas" la cual nos relata como las palabras que utilizamos para comunicarnos tienen poder: poder para crear o destruir. ¿Cuántas veces hemos hecho daño a otros con nuestras frases? .

Las palabras dejan huella y pueden influir positiva o negativamente en la personalidad de los individuos, por tal razón la invitación del día es reflexionar y medir los mensajes que referimos a las personas que nos rodean.

“Una palabra amable: puede suavizar las cosas. 
Una palabra alegre: puede iluminar el día.
Una palabra oportuna: puede aliviar la carga.
Una palabra de amor: puede curar y dar felicidad.
Una palabra irresponsable: puede encender discordias.
Una palabra cruel: puede arruinar una vida.
Una palabra de resentimiento: puede causar odio
Una palabra brutal: puede herir o matar.

¡Las palabras están vivas!, bendicen o maldicen, alientan o abaten, salvan o condenan!” –Anónimo.


Sin más preámbulos los dejo con la historia:


LAS TRES REJAS



Anónimo.

El joven discípulo de un filósofo sabio llega a su casa y le dice:

-Maestro, un amigo estuvo hablando de ti con malevolencia…

-¡Espera! -lo interrumpe el filósofo-. ¿Hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
-¿Las tres rejas? -preguntó su discípulo.

-Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
-No. Lo oí comentar a unos vecinos.

-Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?
-No, en realidad no. Al contrario…

-¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?

-A decir verdad, no.

-Entonces… -dijo el sabio sonriendo-, si no es verdad, ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido.




Las frases que diriges a tus hijos, a tus padres, a tus amigos, a tus colegas ¿Las haces pasar por las tres rejas?.


En el siguiente vídeo vemos desde otra perspectiva el poder que posee la intención con la que se expresan las palabras:


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